Juan Pablo Villa, desoyendo los pasos comunes del cantante en México ha dado lugar para que la intuición lo guíe en su búsqueda vocal. Inició sus pasos en la trova, género que poco permite la experimentación, para acercarse a diversas formas vocales de la tradición popular de distintas partes del mundo y a la corriente de músicos de vanguardia que renuevan la música que se escucha por estos territorios, de los cuales abreva su actual exploración musical. Con seis discos propios y tres en colaboración con otros artistas, la trayectoria de un buscador de las posibilidades sonoras y estéticas de la voz se presenta como uno de los sonidos más interesantes de mexiquititito inc. y varios alrededores.
Esta semana regresa a Sonido Nacional el oriundo de chilangolandia para que se den un quemón.
Además el videíto es en el forro el Baúl de Toluquita la bella, que aveces extraño muncho.
Además, los ecos del viernes 11 de mayo siguen sonando.
Ya hace una semana de esto, que le puso sabor a las aletargadas campañas y a la triste realidad nacional. Y siguen quedando muchas resonancias, hasta continuaron en otros lugares, con otros personajes y empresas. Este es parte del sonido joven en el país, otros prefieren lo comodito, suavecito y muy facilón.
Y en la música, algo ni comodito, ni facilón:
La Perra sigue vigente, batería y bajo, no necesitan más para mostrarnos que por aquí también hacen aires de experimento musical. En su querido Cuernavaca, con 15 años de historia y tres discos bajo el brazo, el pasado mes de febrero este dueto celebró su reciente aniversario como proyecto. El sonido de La Perra abreva en el jazz, la musica de vanguardia y el rock progresivo lo que podría calificarlo como realmente alternativo y no algunas sandeces que giran con esa etiqueta por estaciones de radio, canales de televisión y hasta en revistas de rock. Atentos al rock de cámara de Elena Sánchez en las cuatro cuerdas y de Perico en la bataclán.
Aviso inútil:
En las siguientes semanas retomaremos lo que se hizo hace un año en el face, de todos modos siguen siendo propuestas que se dejan escuchar en muchos lados.
Desde hace algunos meses soy suscriptor del servicio básico de televisión satelital Dish, porque el costo de la televisión por cable en ranatitlán para mi fue insostenible, argumento que utilicé para convencer a mi amada domadora para remplazar el servicio por algo más económico, aunque en el fondo lo que perseguía era que ella y mis chilpayates se mantengan alejados del enriquecedor contenido visual, informativo y pedagógico ofrecido por Televisa (los de TVAzteca desde el chiquihuetazo desaparecieron de mi televisor como mi boicot individual contra los del Ajusco), por ello dejé de enterarme que persistía en el monopolio televisivo ese espacio musical llamado "México Suena" que presenta lo más granado de las propuestas musicales que esa empresa dirige a sus televidentes; sin embargo desde hace algunas semanas se empezó a escuchar la señal de WRadio en el 99.7 de FM en mi equipo modular (con lo cual confirmo que soy un hombre del siglo pasado), y de vez en cuando le atoro a "El hueso" programa de revista política de esa emisora, donde con sumo disgusto supe nuevamente de tan nefanda información.
Así que he decidido regresar a mi inútil ejercicio de presentar, conforme a mi único, intolerante, berrinchudo y personal criterio las propuestas musicales que efectivamente vale la pena escuchar en Méxiquitititito inc. y que hace aproximadamente un año presentaba en Facebook como "México Suena... con madre", ahora bajo el nombre de "Sonido nacional", al cual también se agregarán desde ahora aquellos sonidos que creo impactan socialmente en nuestros lares.
Así que va de nuez...
Hoy en Sonido Nacional.
Retumbó en sus centros la tierra y no fue movimiento telúrico con epicentro en Oaxaca o Guerrero, fue una onda expansiva desde el ombligo nacional: la Plaza de la Constitución, para el vulgo el Zócalo.
Aunque no se hayan roto records, (pinches mexicanitititos seguimos prefiriendo a Chente y Shakira), aunque no haya sido John o George, el 10 de mayo México sonó a los Beatles y otro poquito a los Wings, gracias a un reverdecido Paul McCarney, quien nunca fue mi preferido aunque algunas de sus canciones sí lo sean, que logró una actuación redonda y rotunda para la plebe que no pudo pagar boletos para el Estadio Azteca. Y como parte de esa plebe, fue mi personal reconciliación con los Fab Four, a quienes he dejado un poco porque mi ego y mamonería musical me han llevado a inclinarme por The Who y los Rolling.
Las casi tres horas de música, la disposición de Paul, la producción, el espectáculo, la iluminación, la calidad del audio hacen pensar que la industria musical tiene momentos grandiosos, éste fue uno de ellos.
Ojalá y así sonara siempre Mexiquititito Inc.
Hace poco menos de tres años supe de que el cáncer corroía la humanidad de Adam Yauch (MCA). Como me suele suceder, tiendo a revestir de superpoderes a los artistas que admiro y pienso que es imposible que algo suceda con ellos y menos en edades tempranas, como si la muerte sólo rondara a la gente mayor. Ayer me enteré que MCA, fundador de los Beastie Boys, grupo que admiré desde sus casi iniciales Licensed to ill y Paul´s Boutique y que representaba la capacidad que tienen los artistas de unir géneros en apariencia disímiles, signo de la hibridez que me gusta observar en las manifestaciones artísticas y culturales.
Vaya esta nota en memoria de quien planteó la necesidad del hombre contemporáneo de "pelear por la fiesta".
